Unos dibujos infantiles ejercen de máquina del tiempo en la escuela abandonada de Quintana del Marco (León, 300 habitantes). Los colorines retrotraen a un periodo anterior a 2016, cuando el colegio cerró por falta de niños. Ahora, solo quedan telarañas, murales polvorientos y silencio. El castillo con cigüeñas trazado por Yaiza o Yora y dedicado ―“para papá y mamá”― resiste en esta vieja villa romana fundada por el emperador Marco Aurelio en el siglo II, cuyo censo infantil ha claudicado ante la despoblación. Rodrigo, Iván o Victoria, que firman las ilustraciones infantiles, ya son mayores y no andan pintando almenas; como mucho, las fotografían para Instagram. Hoy esas aulas olvidadas solo sirven como colegio electoral y como foco de debate: el Ayuntamiento quiere convertirlas en un tanatorio, mientras parte de los lugareños pide ubicarlo en otro lado.